Jugar como niña

31 Oct 2022
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Júbilo nos despertaron las jugadoras de la selección Colombia sub 17. Gritos y abrazos de emoción por sus goles, conversaciones de país y de género sobre unas mujeres que nos hicieron llenar el corazón de orgullo patrio.

Son jóvenes, vitales, talentosas, disciplinadas. Las vemos sonreír con esa emoción de hacer lo que les gusta, representar nuestra bandera y entregarles a sus familias y a los colombianos una dosis de esperanza.

Verlas jugar es querer abrazarlas, desear que la vida les siga abriendo puertas, que su ejemplo inspire a miles de niños y jóvenes que han visto en ellas nuevas posibilidades, y al deporte como una ventana al mundo, un salvavidas de futuro. Ellas son la prueba de que es posible, y con certeza, su vida es testimonio de luchas, sacrificios y esfuerzos.

En esta tormenta de noticias y realidades inciertas, de desconfianza y zozobra, las veintiuna jugadoras nos contagiaron de ganas, colombianidad y pertenencia.

Con devoción hay que decirles que son increíbles y de paso blindarlas de palabras necias y de necios que premeditadamente desconocen su talento y fuerza. En una entrevista que le hicieron a Linda Caicedo Alegría, la delantera vallecaucana, envió este mensaje a los colombianos: “sigan creyendo...”.

De eso se trata esta emoción: de creer y reconocer con altura y sensatez que esas mujeres cambiaron el juego y lo llevaron a otro nivel. Tremenda paradoja: fueron ellas las que alcanzaron la final en un mundial de fútbol. Así como lo vi en redes sociales: #JuegaComoNiña y triunfarás.

Suena cada vez más lejano decir que llorar es de niñas, que somos el sexo débil, porque esta selección femenina evidenció que esas “muchachas amateur”, como alguien las calificó, son el ejemplo que el país necesita.

Y en eso algunos profesores, que les permitieron ver a sus estudiantes el sufrido partido ante Nigeria, ayudaron con el propósito de construir nuevos modelos y romper estereotipos. Los videos en redes con esas escenas son conmovedores. Los niños aprendieron, entre muchas cosas, de constancia, disciplina, equidad de género, empeño y que los sueños se cumplen. Esa fue quizás la mejor clase del año.

Al cierre de esta columna desconozco el resultado de la final, pero es innecesario porque esas mujeres nos devolvieron la esperanza.

Gratitud para esta selección de mujeres extraordinarias: Ana Guzmán Zapata, Cristina Motta Chavarro, Dayana Beltrán Lara, Elsa Gómez Alvarado, Eliana Agudelo Ospina, Gabriela Rodríguez Salazar, Jimena Ospina Domínguez, Juana Ortegón Giraldo, Karla Viancha Gutiérrez, Karla Torres García, Laura Garavito Perdomo, Linda Caicedo Alegría, Luisa Agudelo, María Camila Correa Tovar, María Camila Chuquen Martínez, María Fernanda Viáfara Bravo, Mary José Álvarez Espitaleta, Natalia Hernández Sules, Orianna Quintero Lemmel, Stefanía Perlaza Perlaza y Yésica Paola Muñoz Rojas.

También admiración a sus familias por apoyarlas; y al equipo técnico que, en cabeza del antioqueño Carlos Paniagua, activó sus potencialidades, las condujo a la final y nos puso a soñar a todos.

Es indiscutible: el fútbol nos une como país y es una dicha verlas jugar como niñas.

jamos naufragar

* Presidente ejecutiva de Proantioquia.

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